30 de octubre de 2013

El alma de los árboles


El alma de los árboles perdura en los libros por siempre.

¡Qué forma más bonita de seguir viviendo!




29 de octubre de 2013

Gabriel Pacheco



Hoy os propongo a un artista excepcional, se trata del mejicano Gabriel Pacheco, un hombre que tiene una técnica que me gusta mucho. Con un efecto triste logra unas imágenes muy emotivas.
Me encanta la forma de aplicar el color a sus dibujos, siempre con un aire melancólico pero cargado de belleza y sensibilidad.

Espero que os guste.













25 de octubre de 2013

Regala libros


LA PEQUEÑA CERILLERA (Versión original)

Andersen  nos dejó un tesoro por descubrir después de 165 años, que es cuando por primera vez se publicó el cuento conocido como “La pequeña cerillera”. 

El autor se inspiró en la vida de su madre, quien a veces le contaba que, de pequeña, la mandaban a pedir limosna  y sentía tanta vergüenza que pasaba todo el día acurrucada bajo un puente, llorando. No se atrevía a regresar a su casa, a pesar del frío, sin una moneda. 

¿Quién nos iba a decir que hoy en día la realidad no sería tan diferente?

La pobreza, igual que entonces, sigue obligando a muchos niños por el mundo a trabajar. Se les quita el único derecho que tienen, que es ser niños.

El cuento trata sobre la esperanza de un nuevo día,  sin pobreza,  sin miedo,  sin frío. 
También refleja el increíble  poder de la imaginación. La imaginación es lo único que no nos pueden quitar. Ser capaz de imaginar nos hace más niños y mucho más humanos. Nos hace más fuertes. 

El cuento " LA PEQUEÑA CERILLERA"



¡Qué frío hacía! Nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos.


Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero centavo; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.



En un ángulo que formaban dos casas -una más saliente que la otra-, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y, por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo. Su padre le pegaría, además de que en casa hacía frío también; solo los cobijaba el tejado, y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos con que habían procurado tapar las rendijas. 



Tenía las manitas casi ateridas de frío. ¡Ay, un fósforo la aliviaría seguramente! ¡Si se atreviese a sacar uno solo del manojo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos! Y sacó uno: «¡ritch!». ¡Cómo chispeó y cómo quemaba! Dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardó con la mano; una luz maravillosa. Le pareció a la pequeñuela que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón; el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien! La niña alargó los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumó la estufa, y ella se quedó sentada, con el resto de la consumida cerilla en la mano.



Encendió otra, que, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió a esta transparente como si fuese de gasa, y la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana. Un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas. Y lo mejor del caso fue que el pato saltó fuera de la fuente y, anadeando por el suelo con un tenedor y un cuchillo a la espalda, se dirigió hacia la pobre muchachita. Pero en aquel momento se apagó el fósforo, dejando visible tan solo la gruesa y fría pared.

Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aun más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante. Millares de velitas ardían en las ramas verdes, y de éstas colgaban pintadas estampas, semejantes a las que adornaban los escaparates. La pequeña levantó los dos bracitos... y entonces se apagó el fósforo. Todas las lucecitas se remontaron a lo alto, y ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo; una de ellas se desprendió y trazó en el firmamento una larga estela de fuego.




«Alguien se está muriendo» -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que la había querido, pero que estaba muerta ya, le había dicho:

-Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.

Frotó una nueva cerilla contra la pared; se iluminó el espacio inmediato, y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.

-¡Abuelita! -exclamó la pequeña-. ¡Llévame, contigo! Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad.
Se apresuró a encender los fósforos que le quedaban, afanosa de no perder a su abuela; y los fósforos brillaron con luz más clara que la del pleno día. Nunca la abuelita había sido tan alta y tan hermosa; tomó a la niña en el brazo y, envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo. Estaban en la mansión de Dios Nuestro Señor.

Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la chiquilla, rojas las mejillas y la boca sonriente... Muerta, muerta de frío en la última noche del Año Viejo. La primera mañana del Nuevo Año iluminó el pequeño cadáver sentado con sus fósforos: un paquetito que parecía consumido casi del todo. «¡Quiso calentarse!», dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el esplendor con que, en compañía de su anciana abuelita, había subido a la gloria del Año Nuevo.

FIN

La lectura - La puerta a un mundo de aventuras


24 de octubre de 2013

Día de la Biblioteca

Hoy, día 24 de octubre, se celebra el DÍA DE LA BIBLIOTECA, creado en 1997 por la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y juvenil, con el patrocinio del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte con el fin de concienciar a nuestra sociedad de la importancia de la lectura, especialmente entre los niños y jóvenes y para agradecer la extraordinaria labor de las bibliotecas.





En esta ocasión el cartel ha sido diseñado por el conocido ilustrador Andrés Rábago y el texto que le acompaña es obra de la escritora Laura Gallego. Una fantástica historia de un lugar en el que no había libros y de la llegada de unos libros especiales, que a modo de semilla, sembraron las bibliotecas de todo el planeta…
Pregón - Relato de Laura Gallego

Érase una vez un viajero que llegó desde un lugar lejano a un pueblo en el que no había libros. Se sentó a descansar en la plaza mayor y sacó de su morral un viejo volumen de cuentos. Cuando empezó a leer en voz alta, los niños, que nunca habían visto nada semejante, se sentaron a su alrededor para escucharlo.

El visitante relató historias que fascinaron a sus oyentes y les hicieron soñar con fantásticas aventuras en reinos maravillosos. Cuando terminó, cerró el libro para volver a guardarlo en su morral. Nadie se percató de que, al hacerlo, escapaban de entre sus páginas algunas palabras sueltas que cayeron al suelo.

El viajero se marchó por donde había venido; tiempo después, los habitantes del pueblo descubrieron el pequeño brote que elevaba sus temblorosas hojitas hacia el sol, en el lugar en el que habían caído las palabras perdidas.

Todos asistieron asombrados al crecimiento de un árbol como no se había visto otro. Cuando llegó la primavera, el árbol exhibió con orgullo unas hermosas flores de pétalos de papel. Y, con los primeros compases del verano, dio fruto por primera vez.

Y sus ramas se cuajaron de libros de todas clases. Libros de aventuras, de misterio, de terror, de historias de tiempos pasados, presentes y futuros. Algunos se atrevieron a coger esos frutos, y había un sabio en el lugar que les enseñó a leer para poder disfrutarlos.

A veces, la brisa soplaba y sacudía las ramas del árbol. Las hojas de los libros se agitaban y dejaban caer nuevas palabras. Y pronto hubo más brotes por todo el pueblo; y en apenas un par de años, los árboles-libro estaban por todas partes.

Se corrió la voz; muchos investigadores, curiosos y turistas pasaron por allí para conocer el lugar donde los libros crecían en los árboles. Los habitantes del pueblo leían sus páginas con fruición, y cuidaban cada brote con gran mimo. Y así iban recogiendo más y más historias con cada nueva cosecha de libros.

Un día, los más sabios del lugar se reunieron y acordaron compartir su tesoro con el resto del mundo. Eligieron a un grupo de jóvenes y los animaron a escoger un libro del primer árbol que había crecido en el pueblo. Después, los enviaron a recorrer los caminos.

Ellos se repartieron por el mundo, buscando un hogar para su preciada carga, y así, con el tiempo, cada uno dejó su libro en una biblioteca diferente.

Y cuenta la historia que allí siguen todavía. Que hay algunas bibliotecas que guardan entre sus estantes un libro especial que deja caer palabras-semilla. Y que, si aterrizan en el lugar adecuado, cada una de esas palabras crecerá hasta convertirse en un árbol que dará como fruto nuevos libros.

Nadie sabe en qué bibliotecas se encuentran estos libros maravillosos. Se desconoce también cuáles, de entre todos sus volúmenes, son los que proceden del pueblo donde los libros crecen en los árboles. Podría ser cualquiera, y podría estar escondido en cualquier rincón de cualquier biblioteca del planeta.

Animaos a entrar en ellas y a explorar sus estanterías, viajeros; porque quizá deis por casualidad con un libro cuyas palabras echen raíces en vuestro corazón y hagan crecer un magnífico árbol de historias cuyas semillas puedan llegar a cambiar el mundo.

¡Feliz día de la biblioteca!

Laura Gallego




23 de octubre de 2013

Kerity, la casa de los cuentos

Título original:  Kérity, la maison des contes







Dirección: Dominique Monféry
País: Francia, Italia
Año: 2009
Género: Animación.
Duración: 77 min.










Trailer español

La película comienza en el coche de la familia mientras se dirige a Kerity, la casa rural de la tía Eleonora, que acaba de fallecer, donde los pequeños Nataniel y Angélica han pasado muchas de sus vacaciones. La familia recuerda con nostalgia a Eleonora, especialmente Nataniel, a quien ella solía leer cuentos durante el verano. 
Cuando llegan, los padres le entregan el regalo especial que su tía ha dejado a Nataniel, una llave que abre una misteriosa habitación que finalmente conduce a una gigantesca biblioteca llena de libros y cuentos, todos los cuentos que Nat ha escuchado y disfrutado durante su niñez.

Pero, no se trata de una biblioteca normal...  los personajes de los cuentos viven realmente en ella, dentro de sus primeras ediciones u originales.









Monfery intenta, de una forma interesante, transmitir valores como la responsabilidad, la amistad, el coraje, la confianza en uno mismo y el amor por los libros.



En un momento de la película, el protagonista se da cuenta de que necesita aprender a leer para poder salvar a todos esos personajes de cuento. Si no logra leer un mensaje mágico, todos estos cuentos y sus personajes desaparecerán para siempre y dejarán de ser recordados, cayendo en el olvido ...



¿Qué pasará? .... 

Si todavía no la habéis visto, merece la pena.

22 de octubre de 2013

Nicoletta Ceccoli


Todos lo martes voy a dedicar el blog a los ilustradores de cuentos, porque creo que son una parte esencial en cualquier libro.
La portada es el reclamo del cuento, te pica la curiosidad y ...

Una de mis favoritas es la ilustradora italiana Nicoletta ceccoli.
Ilustra  principalmente cuentos infantiles aunque también realiza otras láminas más adultas y controvertidas con sus criaturas aniñadas. 
Su estilo es único e inconfundible por sus niñas con cabeza desproporcionada y el uso de colores pastel suaves que crean imágenes "de ensueño".

Pongo alguna muestra ¿ A ver si os gustan?
A mi me parecen espectaculares.





Portada  "Nunca olvides que te quiero" de Delphine Bertholon







21 de octubre de 2013

El corazón de corcho

Aquí os dejo una historia que escuche hace unos días en la radio (La noche encendida). 
A mi me encantó.

El corazón de corcho


Tenía el corazón de corcho. No siempre fue así, pero hace años decidió guardar su corazón en un baúl, en el sótano, bajo llave. Su nuevo corazón era muy práctico, en él prendía con precisión todas sus vivencias y recuerdos, fotos de personas, lugares, momentos. Eso sí, requería su técnica. Lo mejor era hacerlo con alfileres muy finos, que no dejasen marca, apenas un rasguño, siempre listo para nuevos paisajes. Todo eran ventajas: no pesaba, no dolía, no sufría de taquicardias ni palpitaciones . Nunca echó de menos su antiguo corazón; nunca hasta que apareció ella. La conoció en la playa. Estaba sentada en una roca, frente al mar, con los ojos cerrados y una preciosa sonrisa bailando en los labios, la brisa ondeando en su pelo. Pasó un buen rato así, y él no se cansaba de mirarla. ¡Parecía tan dichosa y plena! Cuando al fin ella abrió los ojos, cogió sus zapatillas y se dirigió al paseo, él se atrevió a hablarle: " Hola, ¿qué hacías?". "Escuchar la música del mar". No pudo ya separarse de esa extraña criatura que disfrutaba con un sinfín de acordes: el crujido al pisar las hojas secas en otoño, el canto de los pájaros al levantarse, la lluvia sobre los cristales, el crepitar del fuego en la chimenea... en cualquier lugar encontraba una melodía maravillosa con la que deleitarse. Colgó mil fotografías suyas sonriendo, con los ojos cerrados y la verdad es que ya no se molestaba en buscar alfileres finos que no dejasen huella, porque sabía que jamás encontraría un rostro más bello. Un día, tumbados sobre la cama, ella acomodó la cabeza en su pecho y le dijo: "Déjame que escuche tú música" y entonces por primera vez en muchos años echó de menos su corazón de carne. 

Amaya Villa Olabarrieta (La tejedora de sueños)


I Premio "PALABRA SOBRE PALABRA" de microrrelatos.

19 de octubre de 2013

ANDERSEN

El patito feo,  Pulgarcita,  El soldadito de plomo o La sirenita. Sus personajes son más famosos que él mismo, pero vamos a conocer un poquito más al hombre que creó estas historias con las que muchos niños y niñas podemos divertirnos y de las que hay mucho que aprender. 



Nació el 2 de abril de 1805 en Odense (Dinamarca), de ahí que el día 2 de abril se celebre el día del cuento. Era de una familia tan pobre, que en ocasiones tuvo que dormir bajo un puente y pedir limosna. Era hijo de un zapatero y de una lavandera. 
Cuando tenía once años su padre murió y dejó de ir a la escuela; leía todas las obras que podía conseguir. Más tarde, Andersen dedicó a su madre, debido a su pobreza, su cuento “La pequeña cerillera”. 
Andersen viajó mucho, "viajar es vivir" decía. Incluso llegó hasta España y en 1863 publicó un libro de viaje. Le impresionaron especialmente las ciudades de Málaga (donde tiene erigida una estatua en su honor), Toledo y Granada. De sus idas y venidas también sacó tema para sus escritos. 
Pero son sus más de 150 cuentos infantiles los que le han llevado a ser reconocido como uno de los grandes autores de la literatura infantil. 
Entre sus más famosos cuentos se encuentran El patito feo, El traje nuevo del emperador, La reina de las nieves, Las zapatillas rojas, El soldadito de plomo, El ruiseñor, El sastrecillo valiente y La sirenita. Han sido traducidos a más de 80 idiomas y adaptados a obras de teatro, películas, dibujos animados ...

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